PLAN B
Romina Sacher

Como cualquier cronista en busca de una noticia jugosa, el viernes a la noche pude experimentar en carne propia la triste e indignante bajo la cual funciona el sistema de salud argentino.

Recordando una nota que escribió Mauro Federico el pasado viernes en crítica sobre la PSICO-PANDEMIA que genera la gripe porcina, me sentía con la mayor de las impotencias y por un momento incapaz de proceder ante la situación. Cito estas dos situación para ejemplificar:

Llamada telefónica 1

- Servicio de emergencias
- Hola si mira necesito que me mandes una ambulancia,
- Dígame los síntomas del paciente
- Tiene 38 de fiebre hace tres días, expectora mucosidad, vomitó, se desmayo…
- ¿Ahora esta consiente?
- Sí, pero tiene la presión muy baja,
- Considerando los pedidos y la demora que estamos manejando le pido que se acerque al hospital más cercano…
- Pero no me podes mandar la ambulancia, no lo puedo bajar por las escalenas esta desmayado…
- A bueno si esta desmayado le mando la ambulancia
- ¡Bueno gracias! ¿En cuánto vienen?
- Eso no se lo puedo precisar…

Tono de ocupado… llamada Telefónica 2:

- Servicio de Unión personal
- Hola si mira necesito que me mandes un medico.
- Dígame los síntomas del paciente
- Tiene 38 de fiebre hace tres días, expectora mucosidad, vomitó, se desmayo…
- ¿Ahora esta consiente?
- Sí, pero tiene la presión muy baja,
- Considerando los pedidos y la demora que estamos manejando le pido que se acerque a la guardia más cercana,
- A bueno si esta desmayado le mando la ambulancia
- ¡Bueno gracias! ¿En cuánto vienen?
- Dentro de la hora…

Finalmente llego el médico, considerando los síntomas solo le ordeno reposo, tomar un antibiótico, paracetamol…
- Doctora, porque no le baja la fiebre…
- Puede ser un cuadro viral
- Pero hace tres días… toma paracetamol y le dura 3 horas el efecto…no puede ser algo está incubando, la vesícula, meningitis…
- Bueno vamos a llamar un móvil para que los trasladen y les hagan todos los estudios.

Llama por teléfono a la coordinación y confirman el traslado.

- Bueno yo ahora me voy, va a venir a buscarte el traslado
- ¿Bueno a qué hora?
- No sabría decirte, dice que dentro de la hora
- ¿Bueno a donde lo trasladan?
- No sabría decirte, cuando vengan pregúntale...
- Ok.

Sin esperar nos dirigimos a la guardia del hospital alemán a la medianoche, 12.30 ya lo estaban atendiendo, a las 02.30 recién llego el traslado de la prepaga (dentro de la hora…).
Tengo que hacer un párrafo aparte al miedo, ese miedo a perder a la persona que amas, ese miedo que te recuerda que tu juventud no es garantía de inmortalidad que todos tenemos fecha de vencimiento. Ese miedo convierten una palabra en acto, y el dolor del otro es dolor propio y aunque uno la agrande, el temor a perderlo, o solo la idea de es suficiente para bajar la guardia…

Más allá de lo anterior que es una mescla de miedo y angustia, no dejo de indignarme ante la situación, no solo las demoras o la imprecisión, sino y por sobre todo ante la ignorancia de las personas que responden los llamados de emergencia, por no saber preguntar primero y por confiarse o por meter a todos en la misma bolsa después. El cuadro “gripal” termino siendo una deficiencia renal, provocada por una malformación en los riñones, pero “vos toma paracetamol y el antibiótico, si te sigue la fiebre volvé a llamar” (esas palabras siguen dando vuelta en mi cabeza).

Yo entiendo lo difícil que debe ser trabajar en un completo caos, con recursos insuficientes y un sistema colapsado, por eso yo elegí esta profesión, y no medicina, que la única vida que peligra es la mía, por ser cabeza dura y soñar que bueno vivir de esto y morir de hambre en el intento, a sabiendas que siempre habrá una trabajo de administrativa que me revuelva el estomago por traicionar mis ideales, pero que dé de comer.

Ahora elegir ser medico es otra cosa, la gente confía la vida en manos de ellos, confía la vida de sus hijos, de sus padres y de sus seres queridos. Como todo trabajo, a medida que pasa el tiempo esa pasión es como una llama que va perdiendo fuerza, pero la diferencia es que juraste que vas a hacer todo lo que está a tu alcance para salvarlo, y eso no depende de si tenes o no un tomógrafo en el hospital donde trabajas.

Como un gran amigo y médico me dijo, no hay que mirar los estudios, hay que mirar al paciente, si algo no te cierra, no te quedes con lo que dice los estudios... mira al paciente.

Sigo sin entender, y la indignación no se me va, tal vez sea este el camino para que las cosas estén mejor.

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